Los aficionados al deporte se alegraron cuando se emitió "El último baile" en ESPN. Tanto si la historia te refresca la memoria como si la vives por primera vez, no se puede negar que Michael Jordan fue un competidor feroz y posiblemente el mejor jugador de todos los tiempos.
Lo que quizá no sabías es que el director general y cofundador de la Fundación Gold Crown, Bill Hanzlik, también jugó y entrenó en la NBA durante el reinado de Jordan. Estas son algunas de sus reflexiones sobre "El último baile" y la era Jordan.
Si me conoces, sabes que vivo según la frase de mi querido amigo John O'Leary: "¿Qué más podemos hacer y cómo podemos encontrar la manera?". Michael Jordan ejemplifica esto durante su carrera en el baloncesto y es un gran ejemplo para los jóvenes deportistas. ¿Cómo?
- Le echaron del equipo de su instituto. ¿Hizo pucheros y decidió que debía abandonar? No. ¿Llamó su madre al entrenador para quejarse de que su hijo no lo había conseguido? No. ¿Le pusieron excusas? No. En lugar de eso, se dejó la piel ese verano para que no hubiera forma de que lo volvieran a echar. Me encanta su determinación.
- Phil Jackson cambió la ofensiva. Un triángulo ofensivo significaba que había más trabajo en equipo y que el balón podía estar menos en sus manos. ¿Esto le entusiasmó? Al principio no. ¿Se adaptó y permitió a John Paxton anotar el triple ganador en las finales de la NBA de 1993? Sí. Se convirtió en un jugador de equipo, lo que también ejemplificó su propio juego.
- No pudieron superar a los Pistons. Pero eso no iba a detenerle. Jordan estaba decidido a hacer lo que fuera necesario en la temporada baja para vencer a los Pistons. Entró en la sala de pesas y se aseguró de que sus compañeros hicieran lo mismo. Un gran ejemplo de perseverancia. Michael y el equipo encontraron la manera de ganar.
Jordan era feroz. Recuerdo haber jugado contra él en sus primeros años en el McNichols Arena. Él conducía por el carril y yo venía detrás de él pensando que iba a bloquear su tiro. El salta, yo salto. Yo bajo, él se queda arriba... y anota. ¡Caramba! ¿Cómo lo hizo? El tipo podía volar y era un verdadero competidor.