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Cómo convertirse en un atleta mentalmente fuerte

Quedan cinco segundos en el reloj. Tu equipo va perdiendo por uno y tú estás en la línea de tiros libres con dos lanzamientos. ¿Te dejas llevar por la tensión del momento? ¿O estás tranquilo y preparado para anotar los puntos ganadores?

Cuando los entrenadores y los padres preparan a los jóvenes deportistas para su próximo partido, a veces se pasa por alto el aspecto mental de los deportes juveniles. Pero, ¿te imaginas la diferencia en tu nivel de rendimiento si tu mente se sintiera tan preparada, o más, que tu cuerpo? Si aprendes a dejar de lado las distracciones, el estrés externo y la ansiedad, podrás llevar tu juego a un nivel completamente nuevo. ¿Por dónde empezar?

1. Pregunta: "¿Qué puedo controlar?

Por desgracia, los deportes juveniles nunca son fáciles. Ocurren cosas que nos dejan desanimados y desorientados: perdemos partidos, nos lesionamos, no somos titulares, no entramos en el equipo universitario o en el "A", o jugamos en una posición distinta a la que habíamos previsto.

Está totalmente bien sentirse desanimado cuando ocurren cosas decepcionantes. De hecho, te animo a que te dejes llevar por los sentimientos de angustia durante un rato en lugar de enterrarlos o intentar ignorarlos por completo.

Pero al final, compadecerte de ti mismo no va a resolver estos problemas.

Así que en lugar de limitarte a decir "todo esto es una mierda" y sentir lástima por ti mismo, pregúntate: "¿Qué puedo controlar en esta situación?".

 

 

Separa las acciones que están en tus manos de las acciones que están fuera de tus manos.

A continuación, emprende una acción radical.

Si eres un futbolista lesionado, por ejemplo, ¿hay otras partes de tu cuerpo que puedas entrenar y fortalecer? ¿Puedes ver vídeos de Lionel Messi y estudiar el juego mientras estás de baja? ¿Puedes mejorar tu alimentación? ¿Puedes dedicar tiempo a otras aficiones, como escribir, tocar música o crear arte?

Cuando te centras en lo que puedes controlar y transformas tu energía negativa en tareas edificantes, recuperas tu poder. Es un alivio, ¿verdad?

2. Menos redes sociales, por favor

Esto es lo que sé: Los deportistas que rinden constantemente a un alto nivel tienen un deseo insaciable de evitar las distracciones. Dominan el arte de eliminar el ruido, el drama y las dudas externas.

Un consejo que me gusta dar a mis atletas juveniles es que se alejen de las redes sociales, especialmente a la hora del partido. No hay nada peor que ver algo en Instagram que te molesta, o un comentario desagradable que alguien ha dejado en una foto justo antes de un partido.

 

 

Pregúntese: "¿qué me mejora mental y físicamente como deportista?" o "¿en qué actividades puedo centrarme hoy para mejorar?".

Lo más probable es que las redes sociales no sean la solución. Tampoco lo es jugar a videojuegos, enviar selfies o cotillear con los amigos.

Estas cosas son estupendas para relajarte y desahogarte, pero si van en detrimento de tu rendimiento deportivo y/o académico, tienes que tomar una decisión.

Recuerda que tu carrera deportiva es tu viaje. Puedes escribirlo como quieras. Tu ética de trabajo es tu elección, tu nutrición es tu elección, tu recuperación es tu elección, tu motivación intrínseca para recibir feedback y mejorar es tu elección.

Inevitablemente surgirán obstáculos, y nadie sabe exactamente adónde le llevará su historia, pero te prometo que evitar las distracciones puede ayudarte a convertir tu historia atlética en algo mágico.

3. Tener un grupo de apoyo

Los seres humanos nos necesitamos. Y lo más probable es que, si practicas un deporte de equipo, confíes en tus compañeros para que te ayuden en el campo.

Entonces, ¿qué tal apoyarse en otros también fuera del campo?

En lo que respecta a la salud mental, la ansiedad y el estrés, cuanto más podamos decir nuestra verdad a los demás, más podrán identificarse con nosotros e inspirarnos para curarnos. Y a veces sólo necesitamos una caja de resonancia que nos escuche. Expresar nuestros sentimientos nos libera de la angustiosa agonía del estrés y la ansiedad.

¿Quiénes son tus mayores partidarios? ¿Tus padres? ¿Tus compañeros de equipo? ¿Tus mejores amigos del colegio?

No todo el mundo va a encajar bien en tu grupo de apoyo. Tú decides quién te levanta y quién te hunde, y adaptas tu grupo en consecuencia.

Conéctate con ellos regularmente y dales también un hombro en el que apoyarse.

4. Sea su mayor publicista

Despreciarse a uno mismo es lo peor que se puede hacer cuando se atraviesa una adversidad.

Y lo triste es que el sesgo de la negatividad es real: la mayoría de los seres humanos se centran en los peores aspectos de su vida, incluso cuando al mismo tiempo suceden cosas asombrosas.

Dicho esto, sé la persona más hypeada.

Cuando te animas a ti mismo sin descanso, aumentas tu confianza, recuperas la seguridad en ti mismo y te das cuenta de lo bestia que eres.

Entonces, ¿cómo te animas?

Escribir afirmaciones a diario, sobre todo a primera hora de la mañana, te prepara para afrontar el día con una intención positiva.

Estas afirmaciones podrían ser algo como

  • "Soy un buen compañero de equipo".
  • "Soy una amiga increíble".
  • "Soy rápido y fuerte".
  • "Soy un goleador y ayudo a mi equipo".
  • "Soy modelo y líder para mi equipo".

¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿Y puedes amplificarlos a diario escribiéndolos y leyéndolos en voz alta?

Si te esfuerzas y eres constante, te prometo que los resultados serán asombrosos.

5. Reconoce lo lejos que has llegado

Comprendo que es fácil centrarse en los fracasos del camino, pero ¿qué tal si nos reconocemos el mérito cuando es debido?

Echar la vista atrás y ver lo lejos que has llegado en tu carrera es una forma estupenda de recuperar el equilibrio y darte cuenta de que eres increíble en lo que haces.

Tómate un tiempo para hacer una lista de todas las cosas maravillosas que has conseguido hasta ahora en tu carrera deportiva. ¿Qué retos has superado? ¿Qué grandes jugadas has hecho? ¿Por qué objetivos has trabajado duro y los has alcanzado?

El deporte, como la vida, no es perfecto.

Cuanto más aceptes este hecho y te des cuenta del flujo oscilante del viaje, más permitirás que el estrés, la ansiedad y las dudas se disipen como una brisa pasajera.

Artículo vía Pila