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Un lugar que parecía un hogar

Por Laura Casavantes

Un lugar, una persona, una acción es todo lo que se necesita para cambiar la vida de alguien en cuestión de segundos. En mi caso, fue un lugar llamado Gold Crown al que he tenido el placer de ir desde que era una niña de 13 años. Más de seis años después, gracias a Gold Crown soy una joven de 19 años con aspiraciones y metas. Este lugar no sólo me ha convertido en la joven que soy hoy, sino que me ha brindado muchas oportunidades para alcanzar mis metas y sueños y me ha permitido estar donde estoy en la vida.

La Fundación Gold Crown es una organización sin ánimo de lucro. El Gold Crown Field House se encuentra en Lakewood, Colorado, por si no sabes lo que es un field house. Básicamente es un edificio con una enorme cancha de baloncesto. Organizan torneos de voleibol y baloncesto, también permiten diferentes eventos y prácticas, etc. Pero más allá de todo eso, cerca de la parte trasera hay una sala conocida como Best Buy Teen Tech Center. Es un trabalenguas, lo sé. Yo siempre lo he llamado simplemente corona de oro o casa club, que es donde principalmente pasaba mi tiempo. Todo empezó hace unos seis años y medio. Estaba en 6º curso y mi clase pudo ir de excursión a la Casa Club e hicimos proyectos, comimos y aprendimos a usar una impresora láser para grabar cosas en madera. Pero poco me imaginaba que este lugar pronto se convertiría en un sitio que consideraba como un hogar, con gente que consideraba mi familia. Después de la excursión disfruté tanto que seguí yendo todos los días, y todos los días después de clase iba al Clubhouse y aprendía y experimentaba muchas cosas. Siempre he sido una persona creativa e ir allí me hacía sentir que podía expresar quién soy y ser creativa y estar rodeada de gente que me animaba a hacer lo que quería. Si quisiera crear un dinosaurio robótico dibujado, ellos lo harían realidad porque en Gold Crown ese es el tipo de energía que quieren crear; hacerte sentir que puedes hacer y conseguir cualquier cosa. Los mentores querían crear un espacio en el que, si querías hacer algo que te apasionaba, lo hicieran realidad. Gracias a esa mentalidad que tanto me rodeaba de niño, crecí sintiéndome decidido y motivado en la vida y supe que si me lo proponía podía hacer y conseguir lo que quisiera en la vida.

En cierto modo, podría decirse que este lugar me salvó. Creo que si no hubiera ido a esa excursión, habría sido una adolescente aburrida y problemática, sin motivación en la vida, porque, sinceramente, me juntaba con gente con la que no debería haberme juntado y hacía cosas que no debería haber hecho a una edad tan temprana. Pero dicho esto, tuve la suerte de encontrar un lugar que me permitió ser creativo y me dio oportunidades increíbles. Por ejemplo, gracias al Clubhouse conseguí mi primer trabajo en Gold Crown a los 15 años. Me apunté a un programa que se llamaba College to Career Pathways c to Success (C2C para abreviar) y con ese programa llegaron oportunidades increíbles. Aprendí a hacer un currículum, a establecer contactos, a actuar y a presentarme en las entrevistas de trabajo y aprendí lecciones de la vida que no se enseñan a los niños en la escuela. Al unirme a este programa y conocer a todas las personas adecuadas gracias a Gold Crown, pude adelantarme a lo que se llama la vida y experimentar y aprender cosas que ningún chico normal de 15-16 años experimentaría. Tuve la oportunidad de participar en dos prácticas remuneradas a la edad de 18 años, una a los 16 años que fue una pasantía de negocios, y otra a la edad de 18 años fue una pasantía médica donde llegué a interactuar con los pacientes y adquirir experiencia médica real.

Para muchos, este lugar es un programa extraescolar donde pueden pasar el rato con sus amigos. Para mí es un lugar donde crecí mentalmente y maduré hasta convertirme en la persona que soy hoy. Allí conocí a muchos mentores y compañeros increíbles. A ellos les estaré eternamente agradecida, porque lo que hizo de Gold Crown un hogar para mí fue la gente que había en él, y puedo decir sinceramente que no hubo ni un solo mentor con el que no me llevara bien, porque me di cuenta de que se preocupaban de verdad por mí, me empujaban a triunfar y todos querían lo mejor para mí en la vida. Este lugar y las personas que lo componen son mi familia y nunca lo olvidaré, gracias a ellos y a Gold Crown soy la mujer que soy hoy, una mujer motivada, fuerte, independiente y con objetivos, todo gracias a una excursión que hice hace seis años.

Nota: Laura trabaja actualmente en un centro de rehabilitación mientras cursa una licenciatura en asistencia médica. Espera trabajar como ecografista médica una vez que se gradúe.