¡Conoce a Luke French! Luke es parte de la clase Gold Crown del 2000 y creció jugando para el Heritage Feeder Program. Como otro atleta multideporte, Luke jugó béisbol en la escuela secundaria y fue reclutado por los Tigres de Detroit en 2004. Continuó su carrera jugando 10 años de béisbol profesional para los Tigres y los Marineros. Ahora es un orgulloso padre de dos hijos y trabaja para JE Dunn Construction.
GC: ¿Qué es lo que más recuerda de jugar al Gold Crown Basketball?
LF: Lo que más recuerdo es la dura competición y las amistades que hice por el camino. Gold Crown siempre tuvo equipos competitivos que desafiaron mis habilidades y, en última instancia, me hicieron mejor jugador de baloncesto. También pienso en las muchas amistades que hice a lo largo de los años y, hasta la fecha, mis mejores amigos son aquellos con los que salí a la cancha.
GC: ¿Por qué decidió practicar varios deportes cuando era joven?
LF: El deporte es divertido, simple y llanamente. Yo jugaba porque me encantaba competir, estar activo y, sobre todo, jugar con mis amigos. No todo el mundo va a ser un All-Star de la NBA, pero todo el mundo puede disfrutar de la diversión, la competición y el compañerismo que permiten los deportes. No importa a qué nivel juegues.
GC: ¿Cómo le preparó el deporte para lo que hace hoy?
LF: En primer lugar, el deporte me enseñó ética del trabajo. Siempre supuse que había alguien mejor, con más talento y que trabajaba más que yo. Esa suposición me llevó a esforzarme más allá de mi zona de confort para crecer, mejorar y alcanzar mis objetivos. En segundo lugar, el deporte me enseñó a afrontar el fracaso. Nadie es perfecto y habrá momentos en los que te quedes corto. Esos fracasos te dan la oportunidad de volver a levantarte y aprender para seguir mejorando cada día. Esto no sólo se aplica al mundo del deporte, sino a cualquier tipo de trabajo, empleo o cualquier cosa en la vida.
GC: Como padre de deportistas juveniles, ¿qué es lo que más espera de sus hijos?
LF: Estoy deseando que mis hijos sigan creciendo y divirtiéndose en lo que elijan hacer. Ver a mi hija de 3 años marcar un gol de fútbol o a mi hijo de 7 encestar una canasta no tiene precio. Mientras sigan divirtiéndose, trabajando duro y sonriendo, ¡no puedo pedir mucho más!
Estamos impacientes por ver a los hijos de Luke siguiendo sus pasos y jugando al baloncesto en la Gold Crown dentro de unos años.